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Los de la boca del lobo

Como siempre, en estas fechas, junto con gentes con las que tuve trato. Acaba uno enterándose de los cotilleos que corren y de las historias nuevas que les pasan a gentes con las que, una vez, compartí espacios o intereses.

Veo que, quien parecía algo, sigue sin serlo y quien parecía querer serlo y poner empeño, cae aun más abajo. Cosas raras y extraños compadres de carrera y/o cama.

Siempre alguien nombra a alguien a quien no quiero oir nombrar. O siempre aparece de alguna manera.

Y siempre te enteras de cosas que no querías saber. Quizá es la envidia, insana, de la mala. O quizá es la fe, la falsa esperanza de u futuro mejor.

Me dijeron que D... ahora casó y lleva dos hijos. Casó, además, con aquella pobre inocente que conoció en el tren delante de mí. Ascendió, ahora es M...

Ayer, hablando con J..., me contó las historias de un hombre en paro, esas que todos hemos tenido pero que a él ya le llevan pegando un par de años. Un doctor, me estaba diciendo que sigue en paro. Le dije:

No desesperes que algo saldrá. Algo tien que salir. No puedo dejar de pensar que algo muy grande y muy gordo hay por ahí delante porque tanto tiempo y tanta mierda no tienen sentido... Mira a ese, al D... que se casó con la lobísima esta, tien dos criajos y, ahora, sin mérito y con más chupadas de polla que horas de vuelo, lo hacen m... Será la envidia, dije, será que no puede haber noches tan largas, que después de ver todo lo que me lleva pasao, tien que guardame la vida algo muy bueno, muy grande, de haber destino... y es que, si no lo hay, de esta oscuridad, sólo tamos viendo los dientes.

¿Qué dientes?, me preguntó.