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Castillos en el aire

Yendo por esos caminos que pinta el mundo y que terminan siendo como el túnel aquel tan repetido en la caza del correcaminos, se da uno cuenta de cuánto molino nace de la poca semilla que uno esparce y de cuánto hay en la impresión del mundo que se percibe de cuanto uno imagina.

No terminan las proporciones entre realidad y ficción y acaba por ver uno que ni Quijano era loco ni yo soy cuerdo. Todo eso o el mundo no sabe o el mundo no entiende... O el mundo es idiota o Dios es sordo... O no hay Dios y los idiotas somos nosotros.

Por haber puede haber de todo pero las probabilidades engañan poco o menos. Dios no hay y molinos, castillos y muros, punta pala.

Así q nada hay y nada pidopor mucho que quiera. Y ni se ni puedo, por mas que quiera.

Y ni sigo, ni gusto, ni admiro porque nada se que sea seguro.

Otra vez la burra al trigo y otra vez no duermo como no dormí y otra vez recuerdo cómo me engañan el mundo, la vida y la gente.

Y recuerdo aquello, esto y lo otro dentro de lo que son mis recuerdos, mi interpretación y mi vida. Mi vida es mía. Mi sentir soy yo y nadie puede negar lo que siento porque mi sentir es mio tanto como que soy lo que siento y no tengo cuerpo más que lo que soy.

Así que quien niega lo que siento me niega a mi y tú me negaste antes como me negaron después.

Ahí vienen las risas. Siempre me río. Las cosas hay que tomárselas a coña porque, si no, te matan.

Así que, un dia, me enteré q x e y se separaron. Años de juntitud y se separan. Negociaron vender casa y todo. Separación.

X, a la que llaman x. X vino muy defrente tras la ruptura, digo yo que se aburría. Claro. Si no, de qué. Pidiome, x, que organizase cenas varias y aprovechaba a tocamientos y sujerencias. No es que uno sea decente pero, carajo, moral uno gasta de más aunque no exija.

Ojo. Uno no exije más de lo que da. No hay moral absoluta como no hay verdad. Y no hay mejor forma de tratar a otro que la mejor que quieras para tí.

Uno montó las cenas, uno fue y uno sujirió que quisiera que x e y hubieran venido a la vez. Dijo uno esto después que x comentase que x e y dejaron muchas cosas por hablar. Dijo uno que esperaba que x e y viniesen y hablasen cuanto quisieran y supieran hablar con el medio de gente que les conocía de siglos (qué rápido pasan 20 años), que veinte años no es nada, que febril la mirada... eso. Que a y lo conocí muuucho después que a x y que por mas que tenga a uno que al otro, tan bien me trataron que no esperaba jugar o que me jueguen.

Allá se fue la conversación y el imposible. Allá siguió el tonto de la partida montando cines y encuentros hasta que pudo traer al tercero en discordia y sujerir, sin preguntar... x tampoco quería vuelta. Entonces era la hora de responder a la pregunta, al reaquiebro y dejar la risa. Entonces era todo piel y sentir. Entonces era no tratar a nadie mal ni que la maldición de La Regla de Oro (tratar a los demás como quieres que te traten a ti), fuese efectiva...

Tantas cenas, tanto cine, tanto organizar. Allá uno montó una mas. X no vino a pesar del pedir, a pesar del querer. Ganas de verte, decía. Ni ganas ni pollas. A ver si vienes. No vino.

Jaj. Puta vida esta.

Vienen otras invitaciones, cosas de quintos en filas. Gente de la que llevaba uno tiempo sin saber. Qué cosas. Dijo i... llamemoslo i... que no le quedaban amigos desde el divorcio y, carajo. A ver si nos poníamos al día. Tres años pasé ocho, doce, catorce horas al día sentados juntos, aguantando que contase sus penurias con su mujer. Le compré, el día que dejé la empresa, una marioneta de Don Cangrejo a su hijo. Mr Crab lo llamaba el chavalín porque i... se lo ponía sólo en inglés y, cojones que aprendía.

¿dónde están las risas?

Las risas las pasé yo. ¿para qué enfadarse?

Astutamente, extrañamente, quedamos cuatro y, de última hora, dos fallan. Pero seremos tres igual. Qué cosas. Qué cuentas.

Allá que fue uno, el hombre de negro con su camiseta de los monty python, ni ni. Sus gafas de sol porque, uno, sigue teniendo migrañas y a uno le va tanto fardar como la lija al lápiz.

Llegó al antro que tocaba y pidió la tónica reglamentaria y sentó en la terraza a esperar al sol. Las gafas engañan, las gafas mienten. Las gafas dejaron ver llegar a i... doblando una esquina, ver el panorama y pararse, sacar el móvil y dar la vuelta. I... volvía al minuto escaso y se paraba delante de una señora dama a la que metía mano por encima de la cintura y le pegaba el morreo del turno que toca al recién divorciado. I... que no tenía amigos después del divorcio y quería ponerse al día. I sigue andando y, sin saber que las gafas mienten, que las gafas ven, suelta cinturas y cachos. Y andan hacia uno los dos, i... y x... jaja. Uno aprieta los labios. A uno ya no le enfada que la gente sea gente y que la hinchazón no es mas que bulto para quien la tiene a diario.

En los treinta pasos de tiempo, uno piensa cómo pensar. ¿Quién montó esto? ¿qué pinta uno aquí? ¿cómo saber las dos?

Coligió uno que no debiera levantarse por ver confianzas. I... vino defrente a dar la mano a uno, uno sonríe. X. Cogió silla y sentose. Jaja.

Saludé. Saludóseme. Hombre... tú por aquí, dije. Etc etc.

La conversación fue por las derrotas de siempre, sus lloros y mis entendimientos. Toooodo el mundo tiene problemas que contarme y nunca oyen los míos porque se que la correcta clasificación de personas en el mundo son: los que se alegran por tí y los que no.... y a unos alegro por no quejarme y a los otros disgusto por lo mismo. Años llevo en práctica del tema.

Aguanto sus lloros, todos. Lo mal que lo pasan en la empresa, siempre igual con eso pero de empresa no cambiamos. Que ya no tenemos amigos porque al cortar con y y divorciarse blaaaaaaablabala...

Y si, i... dice a x... que me ponga al dia q él ya habló mucho y quiere decir que x... tienen que ponerme al día o no se qué pollas.

Así que miro a x... x me mira... x agacha la cabeza y a mi me llega la sonrisa de oreja a oreja... i... desvía la conversación otra vez a preguntarme por qué no se qué de no se cuantos...

Al rato  i... insiste... y pasa lo mismo. X no habla, uno ya no sólo sonríe, se descojona en la cara de x... carcajeo. El suelo lo tiene estudiado de cojones. Qué cosas.

No hubo tercera. Al venir la cosa otra vez por los lloros de los pocos amigos... otra vez... uno se levantó y dijo que tenía compromisos imaginarios pero compromisos. Porque, uno, dijo uno, tiene palabra porque, uno, dijo uno, ye un paisano y la palabra de un paisano, por imaginaria que sea sigue siendo la palabra de uno, dijo uno.

Uno se levantó y encendió un purito. I... dijo algo sobre si seguía fumando esa mierda a lo que uno respondió que la vida de uno igual no es tan guapa como la de otro y que uno la gasta y acorta como a uno le sale de los cojones porque a uno le llegan las risas hasta donde a uno le empieza la polla y le cuelgan los cojones.

No lo decía por mal, dijo i...

Uno si. Dijo uno.

Y uno. Se fue apurado a por el coche mientras otros decían que lo iban a acompañar y uno respondía que uno sabía ir y que, uno, es grande ya para saber ir y  saber dónde sobra. Uno, dijo uno, se rió bastante ese dia para un tiempo y, uno, tuvo bastante.

Uno se fue. Y hace hoy un año y sigue uno rumiando.

Dos quedaron.

Iban a ir a buscar al hijo de i... al cine y devolvérselo a su madre, la otra de la una. La otra de i... la otra con la que jugaba i... mientras x jugaba conmigo.

Por pasar el rato.

Por no aburrirse.

Por guardar bazas que, bazas hay.

Uno no sabe. A uno la hinchazón le parece bulto y, para uno, la risa es el comer de cada día.

Uno no siente, uno no llora. Uno sabe que hay gente que se amarga cuando uno ríe y gente que se alegra cuando no.

Uno no es feliz pero no es desgraciado. Aunque sea todo parecer.