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Y estaba allí

Estaba allí. Pasé a su lado tan cerca como ahora estoy de ti. Allí estaba. Allí mismo.

-¿Qué sentiste?

Ja... Sentí... Sentí ese vértigo que sale de la cabeza, esw zumbar de oidos cuando jos damos cuenta de que no es humano eso que tenemos delante, es un cadaver. Cuando distinguikos a un muerto ,cuando sentimos no ser tan cerca.

Sentí que podría abrazarla y el cuerpo repugnaba labidea por parecer tan fresco el cadàver. Al parecer tan viva. Al mirar con esos ojos tristes y esa mirada infantil. Su sonrisa era tan freaca y la piel tan blanca, tan caliente. Colgaba su pelo lleno de vida y volaba al gesticular. Brillaba en rojo, brillo que no recordaba.

La veía bajita, a la altura, la quería pegada a mi con mi barbilla en su frente, apretando su espalda, acariciando su espalda, oliendo su pelo. Sintiendola bien. Sintiendola contra mi, conmigo, para mi.

Quizà sus brazos regordetes me encerrasen la cabeza mientras sus ojos de niña hicieran levantarse el pelo de mi nuca al mirarme alegres antes de cerrarse para sentir la lengua que tanto echo de menos que se cómo sabe que tanto soñé.

Espalda, apretada, olor, pudor y sentir. Y todo moría tras de mí a un paso, sabiendola muerta. Pesando en el estómago el físico dolor de no saber perder.

Se me escapó un suspiro al andar. Una queja que no emití yo. Algo que las tripas mismas dijeron. El ser humano que, en eatertor, se sabe morir. La vida que fluye y fue.

Salí de allí. Masticando làgrimas con los párpados. Cerré los ojos suavemente mientras encendía un cigarro que trajo calor y sentido. Necesitaba asentar todo.

Y todo volvió a no ser como no era.

Y todo era normal como no fue.

Quemaba mi lengua con fuego que pude, que aupe, pagar.

Y todo es ahora siempre como nunca. Pensé.