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Querido lector

Querido lector:
Estoy tan lejos... lee usted estas postales de mi vida como el que mira el retratito del paisaje en una bola de nieve. La fotografía de un momento parado en el tiempo y adornado con la caspa esa que flota. Imagina uno que entre la caspa y el vidrio o plástico que la envuelve se puede hacer un simil sobre la lente del cristal con que se mira.

Ve usted mis pecados. Ve usted mis desdichas y alegrías subjetivadas por mi escribir y aberradas por los artefactos de su propia lente. Esa lente de la cultura y la vida de cada cual. Esa lente que todos ponemos delante de todo lo que miramos y que hace a la caja negra de nuestra mente reaccionar así o asá y reflotar esa idea que tuvimos o flotar una nueva.


Ay, querido lector, usted que vuelve. Ay. Se que sólo vuelve uno, o una, jaja. Nada se oculta a las mierdas de mi lente. Qué cosas.

Querido lector... hoy, nuda alma, quisiera hablar contigo como siempre. El que escribe en la botella, espera respuesta, el que escribe en ensayo, espera refutación. El que escribe un diario, habla consigo mismo. El que novela, cuenta. El que hace esto de hoy día, escribe para tener sociedad sin que la tenga.

Querido lector, yo quité los comentarios y usted no debe decir nada. Esta conversación es mas como leer a Cervantes o Platón... salvando las distancias, claro está. Quien lee lo que escribieron los muertos, escucha su voz, o la imagina, pero no conversa porque sólo hay un sentido en la conversación: hay toma, no hay daca. No hay do ut des.

Imagino siempre cómo sería la vida si haber pudiera el daca sin la máscara, el genial disfraz,  ¿qué sería del mundo? ¿Qué de la vida?

¿Qué sería de tí y de mí, de nosotros, si permites tutearte, querida lectora?

¿Qué sería del cuento, Caperucita, si el lobo mordiese como muerde en vez de hablar?

¿Qué haría tu piel de saber que la mía paga por lo que tu regalas?

¿Qué dirían tus labios gastando mi boca?

¿Dónde pararíamos?

Quizá todo acabase mal, como todo acaba. Quizá morirías como moriste. Sabe dios que dios sólo sabe si dioses hubiera.

¿Qué sabes tú? ¡qué sabré yo!

Y, todo, ¿por qué?

Todo porque sabes que lo hiciste mal. Todo porque quise... quisa quise de mas. Todo porque el tiempo me dió la razón... porque tu querías lo que no quise yo.

Quizá sea mañana, querido lector, quizá en esta noche me quieras pensar. Querido lector... No se ya esperar.

Ay, querido lector. Quizá en esta vida no pueda ocurrir pero se que no hay otra para repetir.

Querido lector, me voy a dormir: mañana trabajo, te voy a soñar.