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Juez -ces

Raza pitecantropoide de las consideradas supremas que no se cae del burro ni por la ley de la gravedad. Tanto cuando decide sobre el futuro de un asesino en serie como de un inocente no teme errar su mandato soltando al primero y dándole un sueldo para que siga ayudando a la sociedad, como para cargar al segundo de cadenas y, si puede y está a su alcance, penarle por no ayudar al primero apartando las manos para mejor degüello propio y menor desgaste de aquel.

Se sabe que son tolerables en la calle cuando no están togados como su naturaleza y oficio manda y que, incluso, pueden parecer razonables al ojo público sin más que hablar de cosas mundanas como el tiempo que hace y las pocas ganas que tenemos de volver a la oficina.


Togados o “tocados”, también llamado este estado de “iluminación” son dioses en la tierra. Sus decisiones son incuestionables y nunca contradichas salvo por la víctima que puede recurrir a una instancia superior formada por uno o mas de estos tocados por la infalible divinidad de saberse veros interpretadores de las santas escrituras de la Ley.

Por ser leguleyos y poco cultos, en fin, ya que la cultura es muchísimisimérrimamente más grande que la formada por las letras, pueden errar en sus conclusiones y malentender la ciencia, la tecnología y las implicaciones morales y de comportamiento ante la sociedad que objetivamente puede marcar cualquiera persona con el más ínfimisimérrimo sentido común.

Ver también:

http://blogs.elcorreodigital.com/index.php/magonia/2007/08/03/benitez_contra_gamez_carta_al_director_e