Sí, viaje relámpago, me fui y volví en un solo día. En cosa de unas horas.
Me fui a ese París [imdb] del síndrome [wiki], donde tódo es real y hasta las ratas tienen sentimientos... Quien dice las ratas dice las mujeres, por poner el caso de que hasta la última fantasía puede hacerse realidad. Ese París de las películas donde desde la más miserable ventana del piso más recóndito, viejo y enmohecido se ve la Torre Eiffel y hay un ambiente de piedra amarillenta y pátina de siglos. París en otoño, con bufandas ligeras, con gente vestida a rallas y señores con cortinilla cubrecalvas y un bigotito muy fino.
París con luz amarillenta, con coches incomprensiblemente pequeños, edificios de eterno granito, enredaderas en las fachadas, terrazas de restaurante, comidas [wiki], ventanucos redondos y riñas entre "amantes" que terminan en beso. París con mujeres de extraño físico y boina cruzada, aplastada de un lado dejando pelo suelto a la cálida brisa otoñal que remueve las hojas secas que aun muertas parecen jugar. Mujeres con mofletes color carmín.
Conocí en ese París una historia que, como las otras [imdb] fue por todos los caminos menos por el esperado. Sorprendido, encantado, habiendo visto efectos que no se habían hecho antes [youtube] en ninguna otra fotografía de aquel París, me vine, añorando no haberme quedado por más tiempo.
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