Vamos a suponer que vivimos en una bastardía que se distingue de una varonía en la pureza de sangre del gobernador.
Vivimos en una bastardía de favores y pactos de sangre, cosas que se hablan en la alcantarilla, en los sótanos o, por el contrario, en grandes fartonadas (conjuras de fartones), con cargos a regalo de empresa o a dietas públicas. El resultado es el mismo, pero la pureza de sangre resultante viene a ser la que da la cualidad del gobernador de la región en la que vivimos.
Hay grandes monipodios, pequeños grupos y mediocres regidores. Hay de todo y malo. Todo por el pueblo pero sin contar con él, como siempre.
Vamos a suponer que hay un pastel muy grande y muy poca gente a comer. En la bastardía hace falta mano de obra pero nadie la quiere pagar. Aunque a muchos de los cabeza de esta región se les llene la boca diciendo que se paga requetebien. Aunque (y me entero ahora) se reciba 20.000€ al año por cada trabajo nuevo creado, lo que significa que las empresas no gastan ni la mitad de la subvención en un contrato, lo que nos dice lo infundado de sus quejas. Y me pregunto por qué hay que enfadarse, plantarse, escuchar mentiras y montones de payasadas sobre esfuerzos y que el cliente lo merece para cobrar horas extras.
En esta bastardía, los magnates se asocian para no robarse a la gente (y aun así se la roban y nadie se entera... ¡ssssssh!), para que el precio de la carne no suba. O, antes de ponerse a buscar un proyecto nuevo en el que invertir su personal, los finiquitan, peleando hasta el último día antes del juicio por la retirada de demandas por despido improcedente.
Algo ha cambiado cuando hace dos años eras becario perpetuo y, encima, llegabas a tener que pagar por trabajar, ya que te endiñaban tu cursillo previo que tendrías que pagar por, un poner, 1.800€ y luego te pasabas unos seis meses de becaría cobranding unos 230€ al mes, les salías gratis... Bueno, habría que mirar si también cobraban esos 20.000€ de las ayudas por ¿sacarte del paro?... Lo que sí cobraban eran los 50.000 o 60.000€ que facturaban a la administración por cada trabajador asignado a un proyecto público.
Para quien lo dude, no hablo de Asturias, es una bastardía imaginaria, donde los pisos se compran juntando seis tapas de yogur y un sello de 40pts, el dinero cae del cielo y, como dice mi compadre, los coches andan con aplausos.