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Y ver...

Ver cómo la vida
se lleva
en un cuenco
de fango
la húmeda brisa
que un día sopló,
que trajo alegría
y pintó tu retrato
y dejó una caricia,
inundó un corazón.

El fango, la vida,
que todo lo cubre
es ahora el cimiento
de aquello que fue.

Y ver de tan lejos
la dicha que quise,
el mundo, la vida
y ver mi querer.

Si haber, si tener,
si no ganar si no ser.
Si tuyo yo fuera,
si mía hubieras sido,
seguro cariño,
seguro por tí,
muriera, perdiera,
trajera, llevara,
pusiera, quitara...
Vertiera aquel agua,
trajera aquel cántaro
claro tan pulcro
aquel paño azul
qué limpios mis ojos,
qué pulcra tu cara,
qué lejos de enojos
qué aguas tan claras
dejase y no barro,
no fango, no fin.

Y ver sólo eso,
pidiendo, rogaba,
perdí tu mirada,
perdí aquel calor
que sentí una mañana
tu roce en la mano,
sentí tu mirada,
riendo por mí...
Sentí solo eso
y soñé que me dabas
caricias, abrazos,
la dicha sin fin.
Trayendo a mi vida,
tan triste y mortal,
el agua tan clara,
la luz animal,
el brillo, la sangre,
el ebrio pasar.

El tiempo hoy tan triste,
por ver sólo eso,
me deja de lado,
te apartó de mí
te tiró al fango, a la vida,
y yo no me alejo,
y yo sigo aquí.

Y sueño
y despierto
y lloro angustiado
por el tiempo pasado
esperando, al fín,
soñar, sólo eso,
besando, soñando,
besándote a ti.
Y tú junto a mí
besando mi beso,
mi beso soñado,
el que nunca te di.