El discurso parecía estar escrito por un tonto. No para convencer a un tonto sino por un tonto que no sabe ni convencer a becerros...
Este señor cuando dijo el discurso, había gobernado ya unos años. Este señor no sabía hablar de otra cosa que del pasado, pero no para recordar la historia sino para transformarla en su propia interpretación. Este impresentable pronuncia mal, no se muy bien por qué, pero parece tener la lengua mordida como el perezoso de Ice Age. Y a todos nos haría la misma gracia que esa película si no fuera porque sus palabras trajeron la muerte, la incultura, la barbarie... Las traen y la traerán.
Transcribo, pues, unos trocitos del texto para quien los quiera leer e intentar adivinar de quién estoy hablando:
"[…] Si nosotros no hubiéramos tenido más estímulos que los de la egoista mentalidad conservadora, yo os digo que no hubiéramos podido llegar hasta aquí a través de las penalidades y los embates pasados. Si todo esto ha podido superarse convirtiendo las dificultades en instrumentos de la grandeza y de la libertad de España es porque movía nuestro corazón y nuestro brazo la esperanza de una obra digna de nuestro pasado por la riqueza de su contenido y por la altísima nobleza de sus fines y motivos. [...]
[…] No es ya el hogar el viejo castillo roquero de nuestras conciencias y de nuestras libertades. el mal en los tiempos trasciende como torrente impetuoso que invade y sumerge cuanto encuentra a su paso. No basta la simple acción individual o familiar para luchar contra lo que nos amenaza. Hace falta la solidaridad de la comunidad para una defensa organizada.
La muestra más elocuente de la catástrofe moral que el mundo anega la tenéis en el mal terrible de la delincuencia infantil que en las naciones que se tienen por más prósperas se acusa en proporciones espantosas consecuencia inmediata del libertinaje en el que cayó la sociedad moderna y de las leyes laicas y materialistas que, destruyendo la familia y abandonando la formación religiosa y patriótica de la juventud, la han entregado indefensa a la corrupción y al mal.
[…] Imaginaos cuánto podemos hacer en beneficio de nuestra patria atendiendo a la formación del espíritu y del carácter de nuestros jóvenes […]"
Pues sí, es un discurso de Mariano Rajoy… Digo… De Francisco Franco emitido en fin de año de 1952 y que podéis escuchar aquí.
Las palabras son las mismas que gritan los derechosos. Cagonlaputa.