he leido que hay alguien para cada vida que si alguna vez te dice cuanto te quiere responderás lo mismo. será una tontería como los diez mandamientos, pero si hay fe, podremos mover montañas. malditos humanos aquellos que tomaron conciencia de sí mismos y nos lo hicieron heredar. felices los gatos, los perros. felices las babosas que tienen reflejos y nada más.
de vez en cuando, querido fantasma, tengo la certeza de que vienes a verme. es la misma que me impulsa a pensar que nunca has vuelto a saber de mí, la que me da cada vez que te veo y te traspaso invisible. esa certeza me dice hoy que no sabes de mí, que nunca supiste, que nunca quisiste saber de verdad cómo soy.
por eso escribo, porque se que no estás, que no has estado y que no serví más que para tu risa. por eso escribo, porque estoy seguro de que escribo para mí, para mi idea de tí y puedo pedirle que vuelva como un perro que ladra a la luna: sin fe, sin esperanza y sin nada que perder o ganar
recuerdo... si es que recuerdo algo que no me haya inventado... recuerdo, añoro, siento... vivo aquí dentro y sólo con el impulso de una tecla veo el mundo delante de mí, sólo al escribir parece que siento mis palabras porque mi cuerpo está vacío y no siento al tocar, al besar... y no hay caricia que no me duela ni calor que no me queme... como en el mundo parece que todos los líquidos manchan y el agua que no mancha, moja, enfría, enferma, se pudre.
se que he muerto, tengo esa certeza y estoy consciente para el resto que creen que vivo porque me ven comer o que respondo porque oyen mi hablar. bendita babosa, agraciada hormiga que sólo sabe trabajar.
espero que llegue el lunes como agua en el desierto para volver al reparto de justicia de la comunidad de madrid y que haya javabeans, excepciones, incidencias y estrés, que se me caiga el pelo, que haya todo lo malo del trabajo pero no seguir consciente en el mundo un segundo más.
voy a dormir, quiero dormir y no volver pero no saberlo.
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Nescit vox missa reverti.
