Ah de la vida.
No me pude resistir. Por más que me lo oigan decir, no me acaban de creer: No me importa pagar impuestos. Tengo que pagarlos, es el coste de tener trabajo y que no me atraquen por las calles. Aun así toda precaución es poca.
Ocurre que mantenemos con nuestros impuestos este sistema que chupa de nosotros como una puta garrapata. mantenemos a los bancos que casi mandan el mundoa la ruina. Nuestros impuestos financian las obras que antes estaban forrando a cuatro especuladores, pagan las deudas de las cajas de ahorros, de aseguradoras... Y por más lejos que creas, querido lector, que cae esto de que un banco ha quebrado, cada vez que un banco nacional como el de España interviene a uno privado, todos pagamos, todos tenemos un tanto de esa impresión de cuando empieza a salir el agua fría en la ducha. Un respiro rápido, una tensión en la espalda y perder quizá la tranquilidad por el traspiés.
No puedes saber hasta dónde llega ese tentáculo. Es imposible.
Pero todos contentos. Ya se ha aprobado la ley esa del catalán y hay un cartel a la entrada de San Juán de la Arena que pone "l'arena". Todos tranquilos, el mundo sigue funcionando igual de mal.
Cómo me jode que se gasten mis impuestos en tonterías.