Siempre es el mismo, con esa carita simétrica y bien afeitada o no pero con toda la barba. Tú, el de melena, el del pelo engominado. Tú.
Tú, ese con las gafas de sol que parecen un F18. Si, si, no mires a otro lado. Tú, tú que siempre estás en medio. Yo sólo quería mirar. Siempre en un punto, siempre esa cuarta pata que hace a todos los muebles cojear. Siempre en medio. Tú.
Tú que haces ruido, más que los demás. Tú simpaticote, tú abierto. Tú que sabes mirar, tú que miras, que hablas. Tú que puedes. Tú.
A tí, de mil amores, te mataría. Tú estás muerto. Tú y tú. Siempre en medio, siempre comiendo donde no deberías. Tú que nunca te falta nada y por más que tengas nunca te sobra.
Tú me debes la entrada. Tú ocupas demasiado. Tú que estorbas. Tú no deberías existir.