Somos personas distintas, y tanto, me dije. Y la imagen de ti difiere muchísimo de lo que eres tú. Cachicos de carne, somos, polvo y gas que más pronto que tarde volverán a la tierra que nos parió. Siempre hay una imagen de viejo, de estúpido o de mortal, entremezclado con el acetato de mis memorias.
Allá, pensé, que lo importante es no asustarse, que el bien, el mal, el cielo y el infierno son para la ignorancia de la gente peo no para gentes de mundo como tú. Pensé que no hay porqué mirar atrás y, mucho menos, para lamentar lo que ya no tiene cambio, me dije, me respondí.
Ningún hombre es una isla, aquel que diga ser el más fuerte tendrá por dentro una broma royendo sus maderas. Nadie, creo yo, está hecho sólo de palo.
Y esto vino a que fui a limpiar mis cuentas, estaban hechas un asco. Vi algún correo donde yo decía, recordé que lo escribí con lágrimas en los ojos, tonto de mí... Decía, decía, que alguien vendrá que me hará bueno. Decía que cuando vieses la mierda que hay en el mundo verías cuánto valía yo. Decía: "ahí fuera no hay más que mentiras e hipocresía". Decía que aquel al que querías ir era un mundo real y no el sueño en que yo te invitaba a vivir. Decía no soportar perderte y que no iba a salir vivo de esa.
Ayer me preguntaron un qué tal al verme. Y me paré un segundín escudriñando la cara del interrogador porque aun iba pensando en tu lectura, tu conversación, tu interpretación de recuerdos y desperté del ensueño dándome cuenta de que aquel no sabía nada de lo que yo estaba pensando.
Sigo vivo, respondí, y eso está bien.