Y como siempre, intento buscar un cierto mensaje, una palabra que te arañe el corazón, como diría aquel, querido lector.
El año pasado hubo una carta de un oficial australiano que pedía le restituyeran un galón perdido por su justo precio y contaba la anécdota de que su hijo, un niño pequeño, lo había plantado a ver si nacía la amapola que representaba el galón.
Este año va sobre Lincoln. En un país y un mundo en el que las mujeres no podían votar, una niña de once años le escribió una carta diciéndole que a las mujeres les gustan las barbas y que harán que sus maridos le voten. Lincoln le responde que, quizá sea una tontería dejarse barba cuando nunca la tuvo.
Lincoln ganó las elecciones pero no se si fue por la barba.