Suena.
De lejos titilan las luces de feria y parpadea alguna farola. Las niñas llevan el traje de faena. Muchas hay con vestidito rojo corto. Ninguna con falda de vuelo como aun me gusta. Todas ceñidas en este mundo en el que ya prima y vende mas la pornografía que el erotismo.
Yo sigo el camino de mi melancolía como un perro a su instinto. Sin perderle el rastro entro al primer bar.