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Hay una peste de gente

Aquí hay una peste de gente. La gente es la peste, están por todas partes. Quisiera poder comprar un chiflis antigente para poder pasear como quiero, con el espacio abierto a mi alrededor. Que se vayan apartando como los mosquitos de los anuncios.

Además de ser una peste, la gente, es la peste. No digo que tengan mal olor porque, hasta de eso puede que tenga días de no tener autoridad moral para acusar a nadie. Es que son la peste: En conjunto, la gente es despreciable. Miserable. La gente, mirada en foto de familia ahí puestos unos cuantos millones, son una mierda pesada en toneladas.

Unos con otros nos tratamos de puta p'arriba en la mínima. Luego ocurre que uno te aguanta la puerta a  la salida del metro y hasta quedas contento ese día de haber conocido al único amable de tantos cientos se han cruzado en tu derrota ese día.

Pero vamos. Esto es un concepto matemático. Muchos diferenciales sumados hacen un infinito. Si la gente es la peste, una persona lo es. Ocurre ese contrario. No somos conceptos matemáticos. Ocurre que aquí un árbol hace bosque. Lo escribe uno que sabe de lo que habla porque yo, reconocerlo es lo primero, yo soy la peste. Me justifico en que me han enseñado así y en que, hasta ahora, un navajazo a tiempo te puede salvar de un hachazo en la cabeza.

Me he hecho así. Me han enseñado esto. He conocido pestes en grupo y pestes individuales. Es una fractal, una espiral sobre la que hacer zoom y siguen saliendo pestes: te acercas al bosque, llegas a un árbol y es un bosque. Cada hoja es un bosque.

Uno ha visto que, dentro de un grupo que es la peste, si intentas acercarte a un individuo, acabas con la peste. Un claro ejemplo son las mujeres. El total, el sumatorio, es la peste. Para las pocas veces que uno ha querido, intentado, imaginado planear, creido posible elaborar un formato de acercamiento... Esas en que uno ha creido ver que hay hojas frescas que no tienen la peste... Sólo se ha topado con la peste. Cosas del karma, me suelo decir: Peste somos, a la peste vamos.

Van por las escaleras mecánicas corriendo a coger un tren al que nunca llegan o llegan a tiempo pero eso no importa porque hay otro en seis minutos, de forma que nunca vas tarde, nunca con prisas para coger un tren... Porque, carajo:  ¡siempre hay otro! Empujan a quien sea, bueno, yo aun conservo algo de equilibrio (depende de muchos factores, pero si). Pero les da igual, joven o viejo. Tira que libras. La peste.

Peste de gente.


Quiere uno no creer en estos conceptos tan sociópatas (si la palabra existiese). Pero es que no hay forma. De muestra, un botón: El pavo se pone a denunciar a pública audiencia un abuso, no perderse el audio, que es de premio Grammy. Y luego va uno a leer los comentarios y empiezan a insultar, sin mas ni más, a un tío por no saber catalán. Del puerco p'arriba lo ponen. Responden gilipolleces tantas y tan gordas como el que lo insulta y cree que google translate de verdad traduce textos. Peste de ignorantes, que son ellos. Peste de catetos.

Peste de gente.

Peste de mundo. Peste de todo.