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Venimos de lo desconocido

Y es a donde vamos.

El no saber, o el no querer saber la verdad, nos hace creer cualquier cosa. He visto cosas que vosotros... Bueno... he visto poco y cualquiera puede ver en el sitio menos sospechado la misma conversación.

Uno que usa el transporte público a pesar de los pesares y de la real puta mierda que es, oye cómo doctores gradúa la universidad y siguen siendo el mismo niño que veinte años antes haciendose el jueguecito aquel de no te ajunto más o que vas a tener mala suerte toda la vida si no hablas sólo con la vocal a.

Sobre todo las mujeres, son las más niñas toda su vida, luego hablan de esa madurez que alcanzan muchísimisimérrimamente antes que los hombres, por supuesto, por algo somos iguales. Son las primeras en no saber hablar ni enfrentarse a la gente ni a sus problemas. No digo con ello que yo sea capaz de hacerlo pero, vamos...

Y es que uno es partidario de que se retiren todos los títulos de postgrado, los universitarios, el título de bachiller y el mismísimo graduado escolar a todos aquellos que leen y se creen el horóscopo.

Pero es algo que no podemos evitar. Yo, descreido, ateo, sabedor de que no hay más vida que esta y de que lo malo que te pueden hacer los muertos es haber estado vivos alguna vez. Yo soy incapaz de entrar en un cementerio por la noche, creo que ni acercarme. Supongo que será la tanatofobia que creo padecer. También puede influir el que desde la más temprana de las edades me educaron en el miedo… Sí, en mis tiempos era creyente y hubo un día en que no había muerte ni carne porque todos eramos bichos de Dios y todos viviríamos por siempre en alma.

Así, uno es partidario de erradicar la ignorancia, la superchería y la brutalidad mediante la cultura y la enseñanza. Los burka y las ablaciones de clítoris, los integrismos religiosos y nacionalistas no son más que brutalidad, no son cultura, son incultura y se cambian con la educación, como sólo puede ser, para la libertad.

¿Pero cómo distinguirlo? ¿Cómo distinguir la realidad?

En España tenemos mucho ejemplo al respecto sobre cómo cambiar la realidad y maquillarla en detrimento de la libertad individual. Enseñar contra la libertad va en contra de los derechos fundamentales del individuo, pero cada día se ve más y más miserable aprovechándose de esas fábricas de fanáticos en las que se están convirtiendo las escuelas de primaria.

No puedo distinguir qué es real porque soy muy fácilmente sugestionable. Y soy fácil de sugestionar porque soy un ignorante, un inculto. Así, doctores, estudiantes de postgrado, futuros, y pronto, licenciados universitarios. Gente considerada “culta” o cultivada, que pueden no serlo ya que pueden haberse limitado a pasar exámenes que al final es lo que cuenta. Así, decía, se dejan caer en supersticiones y vagas creencias por su propia ignorancia, por miedo a morir y desaparecer como, de cierto, sucederá.

Pero esto es más sutil. El gato ese no muerto, no vivo, esa decisión entre dos universos, uno determinado a la vista y otro por detrás que funciona como partícula. El cambio en el magnetismo terrestre. La distancia entre las estrellas. Que el universo se enfría, se apaga y que dentro de unos añitos, igual nos pilla aquí, la luz se habrá extinguido en su expectro visible pues habrá perdido toda su energía el mundo visible tal y como lo conocemos…

Son cosas cosas todas ellas muy lejanas a mi entender y al de muchos de nosotros que tenemos dentro, que somos en realidad, un ser indescifrado aun. Tan cercano que nos entierra y tan lejano que no sabemos ni cómo se mantiene vivo.

No es superchería, es no saber, es el temer, es el escuchar falacias ad báculum.

Todo esto viene a que leí este artículo en el que explican cómo hacer creer a la gente mentiras como que ver mucho la tele mejora las capacidades matemáticas. Muestran imágenes de actividad encefálica, falseadas o no, pero desconocidas, ocultas a quien la lee que teme, que no sabe y que piensa que aquello tiene que ser verdad porque no lo conoce o porque, quien le habla, le muestra una prueba que él no puede distinguir de algo falso.