Si por el carma fuera, a alguien que por no hacer no hace ni el bien, estaría dándole muy bien por saco... Hablamos de mí. Por pasotismo a veces y otras por exceso de celo y pesadez no me pasan cosas o me pasan de las malas.
Si por el karma fuera creo que tengo a cuenta unos cuantos recibos que algún día me cobraré.
Uno que es crédulo pero no creyente, siempre ha querido creer. Siempre. Ojala fuese verdad todo lo que se cuenta, ojalá hubiera demonios y ogros porque entonces habría ángeles y brujas. Quisiera ver vampiros por las calles porque entonces habría ninfas en las fuentes. Uno es crédulo y tiene fe a pesar de no creerse nada de eso. Uno es ateo y cree que hay un rasero objetivo con el que se puede saber al milímetro qué no es necesariamente malo o no lo suficientemente bueno como para no realizar las implicaciones del primero o no apoyar la creación de las precondiciones del otro.
Uno cree. Uno tiene valores pese a que hay quien dice que los ateos crecen en el descrédito y sin nociones de lo que es el bien (moral) y el mal (inmoral). Parece ser que hasta llega uno a tener muchísima más convicción personal que religiosa la mayor parte de los líderes religiosos del mundo. Eso puede que me pierda, eso acaba conmigo.
Una vez, mira tú de qué hablo yo, hablé con alguien y le dije que quiero creer, que siempre lo quise, que quiero pensar que hay salvación de algún tipo. La cosa derivó por el karma. El karma era, en este caso energía. Aquellos vientos que leían las mozas de Friends en un libro estúpido llamado el Ladrón de Vientos... O cosa así...
La energía parece ser indetectable, nunca mesurable y sólo sabida por hechos que no tienen nada que ver con ella pero que se le atribuyen... Incluso mejor aún: Lo que se deduce de estos hechos es que la energía viaja de unos cuerpos a otros, que las concentraciones de energía varían de una persona a otra. El robo de energía se produce por actitudes del personal, así hay quien irradia energía y quien la roba.
Aquel que es fuente de energía, aquel en el que la concentración de energía es tan alta que derrocha, que transfiere, aquel es al que le pasan cosas buenas. Un hecho probado es que la lotería no tiene nada que ver con la energía y nunca por ser bueno (¿es eso prodigar energía?) te va a tocar la lotería.
Sin embargo, otros en los que es alta la concentración de energía son los sumideros. Los sumideros de energía son la puta basura de este mundo, son los aprovechados y la canalla que espera tras la esquina, que trepan o se arrastran dependiendo de lo que se topen en el camino. La oscuridad de agujeros negros de donde ni tan siquiera la energía escapa.
El resto, ni fu ni fa.
Así la conversación llegó a un punto en que todo tan bien traído por los pelos llegaba a depender de un argumento. Inquirí como bien pude cómo mesurar, si no puedo ver la energía, la pérdida de esta. Imagínate que me están robando energía y no se cómo ni quién. Estoy en desgracia, porque, con la energía, eso pasa... Y se que no soy un perro ladrón de vientos...
No se, parece ser que eso está chungo de saber... Pero cambiando mis actitudes, siendo generoso, etc. Se podría conseguir hacer remitir la pérdida y volver a mí lo que es mío, hacer que esa insensitiva gravedad vuelva a ponerme en el sitio que me corresponde. Todo pendía de esa pregunta: Si tengo que repartir buenos deseos y prosperidad... Si tengo que dar sin recibir... Si ese es el caso, ¿no estaría teniendo una razón para hacerlo y que además es mi propio provecho?
No, me contestaron, hay gente que hace cosas buenas por otros sin ninguna razón ni pedir algo a cambio...
Me reí para los adentros... Dejé una pausa para efecto dramático... Dije algo como "mmmh..." a sabiendas de conocer perfectamente mi siguiente frase. Salió un triunfal "¡Ajá!" de mi interlocutor.
¿Puedes decirme alguien que haga algo por nada?, respondí con una pregunta que hoy, un mes después, sigue sin contestar.