A una distancia temporal que me separe de cualquier implicación legal y a la espera de que los diarios hagan eco a las noticias de las demás empresas tecnológicas, no me aguanto sin escribir aquí que la Capgemini en España ha despedido a unos doscientos trabajadores de los que más o menos once han salido de la factoría de La Felguera.
Ayer nos transmitieron tranquilidad desde la dirección en espera de próximas medidas similares que, aunque dilatadas en el tiempo, serán como el morirse que por más que nuo piense que queda lejos, inexorablemente, llegarán.
Álguno había en la lista de inmortales.