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Tres mil por hora

¡Madre! Parece ser que hay vivos, ahora mismo, más de seis mil quinientos millones de personas (la wikipedia habla de seis mil setecientos largos). Sabemos que en cien años no habrá nadie vivo de todos estos ¡De todos!.

Para garantizar el total exterminio de todos los individuos del momento actual en el que hay que incluir tanto quienes la diñen hoy como quienes acaban de nacer. Vamos a fijar la edad máxima de un humano en unos ciento veintidós años ya que el más longevo documentado es una mujer que se cree que alcanzó esa edad. Y hale, a dividir. Si ponemos que la gente se va muriendo de forma incremental sin mayores desastres (que los habrá), podremos suponer que hay una distribución más o menos equilibrada en todo ese periodo. Nos da unos veintiocho millones de muertos al año que es más de la población que había en España cuando yo nací.

Habría que imaginarse la pila de carne tirada por ahí tirada que suponen casi treinta millones de cadáveres…

Casi ochenta mil cadáveres nuevos cada día…

Tres mil por hora…

Cincuenta por minuto…

Prácticamente un muerto por segundo. Uno puede, tranquilamente, mirar el segundero del reloj y suponer, sin temor a equivocarse que en un lugar del mundo muere alguien cada vez que a la dichosa aguja le da por dar un saltito.

Nacen, por cierto, unos doscientos cincuenta humanos por segundo…

Más de quince mil nacimientos por minuto…

Casi un millón de partos terminados por hora…

En realidad, eso sería teniending en cuenta sólo las personas vivas en cierto momento. Si vamos añadiending aquellos que nacen desde ese momento, se llegaría a estimar la tasa en unos ciento cincuenta mil muertos diarios que son casi el doble de los que he dicho antes.

Tocamos a muerto y medio cada segundo.

Pero, que siempre hay uno. Nacen cuatro humanos cada segundo.

Se puede mirar el reloj y, quizá hasta tiranding a la baja, uno puede decir que cada saltito de aguja alguien empieza a respirar.

Unos trescientos cincuenta mil cordones umbilicales a desechar cada día…

Ciento veinte millones de personas nacen al año. Sí, da esperanzas, ¿no?.

Pues no, porque nacen para no haber vivido, para pasar hambre, frío, miedo. Nacen al dolor y la angustia. Nacen al mundo para sólo morir y, en media, parece ser, no son ciento veinte años, ni siquiera todos calvos a los cien… La media de la esperanza de vida es de sesenta y seis años, de forma que eso es una generación, en sesenta y seis años, un recién nacido habrá pasado por toda una vida y procreado hijos que sean tan capaces o más que él para sobrevivir el tiempo suficiente y criar a una descendencia de reemplazo.

Y después no hay nada.