Web Analytics

Como la muerte

El pasado, como la muerte, no sabes dónde te espera.

A veces sientes ese escalofrío al verla venir y otras no temes temes ni parece que te afecte.

Una vez, recuerdo, alguien adelantando en línea contínua estuvo a escasos metros de mandarme al otro barrio, de haber otro, y no sentí ni el mas mínimo pavor. Y, hasta, sintiendome un poco harto de seguir vivo, pensé en lo guapo que pudiera ser el titular y las buenas palabras que sonarían en mi favor por morir asesinado de tal manera. Aun recuerdo qué canción sonaba en el aleatorio del parrot del coche.

Una vez, recuerdo, vi al pasado mirarme sin conocerme y me sentí tan mal que quise morir y recordé aquella mañana en que un payaso con prisa casi me borra del mundo y el ser por sólo capricho como aquel pasado quiso e hizo.

Uno quiere pensar que el pasado me vió como yo vi al pasado pero uno no puede estar seguro.

Últimamente tengo una vida bohemia, un horario bohemio al que ajusto el estar sano y sereno los días que voy a trabajar. Los viernes, los sábados y los domingos son mios, y tanto, para gastarme la vida cuanto más y má rápido, mejor. Allá cojo el coche y me doy mis paseos y acá vuelvo para dejarlo y no cogerlo cuando bebo y gasto en humo el poco hálito que ya dan mis pulmones sin mayor miedo al principio de enfisema. Nada tiene remedio cuando no lo tiene y nada va a mejorar que ya no pueda.

Así que, de vez en vez y, sin pasar por donde qué se yo quiera que no debiera pasar y que, siendo pasado y muerte, va a salir de una esquina de detrás de un edificio en ..., En ... O en ... O sabe Dios, de Dios haber, dónde.

Así salta la muerte y cruza la línea contínua que nos separó cuando quiso reirse de mi, como se ríe de todo mortal, y vino a decirme que tan poco soy que tanto monta la vida sin mi como sabiendome.

Al universo no le importa. La impronta de la energía que gasto es tan mínima sobre la motita azul... Qué carajo mas ma que viva o muera. Qué mas da a nadie o a nada. El sol seguirá saliendo mañana y la pálida piel de la muerte seguirá relumbrando en el cotillón de mimi muer como tal lucía cuando hacía sonar su martillo sobre la tapa de mi ataud.

Así la sonrisa de la muerte por la que tanto temí y lloré, sigue brillando y callendo sobre quien merece y no. Sobre quien paga o debe y sobre quien sufre o gana. Así el pasado sonreía al pasar como siempre y no era a mi.

Así la muerte mostraba la mueca de siempre y era por mi.

Y aún recuerdo qué canción sonaba al pasar delante del pasado en aquel bar como aquella vez en que la muerte me sonrió rozando mi coche o la otra en que empujé todo el cuerpo por seguir el sueño de la vida, que no es otra que soñar.

Y recuerdo el pasado como quien recuerda morir y vivo el ahora como quien quiere.

Era otra canción. Era otra vida. Era una línea que no debí cruzar o un momento en que debí acelerar, o frenar, o hacer, o decir...

Era otra canción. Otra vida. Sonreía la muerte. Se reía el pasado.