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Derecho a vivir

Eso tenemos, derecho a vivir. Derecho a nacer y permanecer nacidos hasta morir. Lo de que te pongan una losa con el nombre, no es que se obligue ni se haga.

En la ley bajo la que andamos no hay mas. Todo el resto no es inherente al humano. Es decidido por muchos para bien de algunos y atacado por tantos que no se pueda decir que todos seamos humanos por ser, por nacer, porque deoende de dónde, de cómo y de quién se nace.

Uno nace necesariamente en un sistema de leyes y vive en él. No hay más. Hsy paises, así los llaman, son sistrmas de leyes que el resto de sistemas de leyes reconocen como tales, independientes y formados. Lo cojonudo es que nunca son autocontenidos. Quizá los lejisladores debieran tener ayuda de los matemáticos para ver si se puede definir la bola, la esfera no hueca, de lo que es un país y su sistema de leyes.

Han pasado, largos, tres cuartos de siglo del desastre de la segunda guerra mundial a la que pusieron ese nombre por no haber contado las anteriores, supongo, cuando los imperios se arrejuntaban para fastidiar a otro pero no había tanta prensa, o no era tan efectista como para calar la nomenclatura.

Pues mira que llueve. Mira que llovió y nada hay en las leyes que impida, salvo la propia voluntad del equipo electo, que una mayoría absoluta suficientemente alta no pueda derogar toda ley anterior, dejar sin efecto el sistema e imponer uno nuevo en el que no se reconozca derecho ni siquiera a la vida.

Un ejemplo es el sistema en que vivo. España lo llamamos: Reino de España.

En España, el cincuenta por ciento mas uno es mayoría absoluta. A lo que se ve, una mayoría absoluta, puede aprobar cualquiera ley por más contraria que sea a los principios democráticos que la mayoría del mundo aceptó tras el humanismo nacido de la ilustración... y pueden prohibir tal o cual vestimenta, imponer la censura, o restrinjir libertades a diestro y siniestro que, un día antes, eran entendidas como derecho básico del ser humano emanado, aunque fuera, por veinte siglos de decir que había que ser libre hasta para eso. Cosas de que la ley no es matemática y la interpretación es subjetiva, que los sistemas se reconocen entre ellos y que, cojones, los sistemas superiores (UE, ONU y mierdas varias) fueron creadas sin ls potestad de influir en tal o cual tema.

Qué cosas.

Una mayoría del ochenta por ciento... Quizá poco mas... No sólo es absoluta, sería, irremisiblemente, absolutista. Salvo que el equipo elegido decida no serlo.

La mayoría del ochrnta y tantos por ciento, podría hacer y deshacer el sistema por completo. Podría cambiar las normas básicas que rigen el sistema y, por más que las normas manden que hayan de disolver cámaras y etcéteras, el corto espacio de tiempo que debiera de pasar entre la primera votación, las decisiones internas de la comandita y la reelección del todo, no daría tiempo al inculto pueblo a cambiar de opinión sobre una proprio impuesta dictadura. Sobre todo porque, el poder inicial dado al equipo elegido, impondría ya el recorte sobre la libertad de prensa y el absoluto control a la propaganda.

Así vivimos con la espada que Dionisio puso colgada sobre Damocles pendiendo sobre la aleatoriedad y sinsustancia de las decisiones que toman nuestras cabezas, llevadas siempre de la pasión y no del hecho. Movidos por el odio al presente y no de la querencia al futuro, podemos votar y elegir a quien, no sólo pueda cambiar nuestro futuro, tanto como eliminarlo con su firma en una lista de nombres que, jaja, nunca hubo quien firmase una condena de muerte que no haya firmado una lista entera o delegado la decisión por sólo no leer...

Para no leer, somos todos iguales, mira tú.